Cuando mi edad aún no llegaba a dos dígitos, él ya me estaba enseñando como valerme por mi mismo en la vida.
El mayor regalo que me ha hecho en la vida es no tratarme como un niño. Recibir de él un entrenamiento diario sobre cómo funciona la vida, como funciona ser un adulto. Ser una persona independiente y valerme por mi mismo. Valorar el esfuerzo y el trabajo. El “así ya vale” no vale, hay que llegar al “ahora está mejor”
Día del padre hay uno al año. Pero para mi padre, todos los días son el día del hijo.
Por eso le doy gracias y le admiro.