¡Rayos y truenos! ¡Malditos seres no corpóreos que se meten por mis oídos y acampan a sus anchas dentro de mi cabeza! ¡Huid! ¡Escapad infernales roedores! ¡Salid de mi cabeza, de mis manos, de mis pies, de mi pecho! Idos lejos de mi, allá donde vuestras sucias almas negras no succionen la luz.