El Sol se escondió. En algunos lugares lo hizo bajo unas nubes. En otros, detrás del mar. Otros lo vieron esconderes detrás de unas montañas. El caso es que se fue, casi sin que nadie se diera cuenta hasta que la oscuridad desplazó la luz y la gente empezó a mirar al cielo.
Al principio la gente pensaba que sería un eclipse o que la noche, aquel día, había llegado antes y no se preocupaban. Pero el tiempo siguió pasando y poco a poco la intranquilidad se fue propagando por toda la gente. La oscuridad seguía reinando por todo el territorio y hacía ya muchas horas que el Sol no hacía acto de presencia.
Mucha gente cayó enferma debido a la falta de luz solar. Nadie tenía una explicación y tampoco se decidían por investigar lo que le había pasado el Sol.
Poco a poco, las personas se fueron acostumbrando a la oscuridad. Y casi sin darse cuenta, llegó un tiempo en el que el Sol empezó a ser una leyenda que nadie se creía. La humanidad se había acostumbrado a vivir en la oscuridad. Y lo que es peor, se habían dejado oscurecer sus propias almas.