Decidí irme de casa. No fue algo demasiado premeditado. Simplemente, después de desayunar, metí un par de prendas en una mochila y me fui por la puerta dejando las llaves dentro. No tenía pensado volver y, ahora, tampoco tenía forma de volver a entrar. Empecé a caminar sin un rumbo fijo. El principio fue lo peor ya que no dejaba de pasar por zonas que conocía perfectamente y eso era precisamente lo que quería evitar.
Al cabo de un par de días ya estaba suficientemente lejos como para no encontrarme por la calle con alguien conocido. Me pregunto qué estarían pensando ahora mis padres, mi familia, mis hijas. Al principio me habrán llamado al móvil aunque lo habrán dejado en cuanto lo vieron encima de la cama. Estará buscándome la guardia civil, o no, quien sabe.
Los pies me duelen bastante ya. Demasiados días caminando. Aun sigo demasiado cerca de casa. Si vinieran a buscarme en coche creo que esta noche podría dormir en cama. Pero no me arrepiento de haberme ido. Estoy mejor solo.
Me he tumbado bajo un árbol del camino a descansar un poco y al despertarme juraría que delante mía había otra persona. Lo raro, es que era igual que yo. Juraría que era yo mismo. Me vio y se marchó agachando la cabeza. Creo que quería decirme algo.
Estoy bastante cansado. Hace más de un mes que me he marchado de casa. He podido comer estos días gracias a algún trabajo colocando las mesas de las terrazas y cosas así. Pero me duelen mucho los pies.
Esta noche he vueto a ver a mi otro yo. Estaba muy viejo y me dio bastante pena. Echo de menos a mi familia.
He podido coger un bus y volver a mi casa. Cuando llegué, no había nadie. Golpeé la puerta y escuché el tintineo de las llaves al otro lado de la cerradura. Aun seguían allí ¿dónde estaba mi familia? Le he preguntado al vecino pero no me reconoció.
Por la noche he podido coger algo de comida en un contenedor. Al final, he dormido dentro de un local abandonado. Creo que me quedaré aquí unos días. Quizás alguien conocido me encuentre.