Se sentó en el borde del banco lo más cercano posible al acantilado. En el suelo brillaban las estrellas y alguna fugaz jugaba a esquivarlas. Arriba un río sonaba insistentemente llevando agua de un lado a otro.– ¿Alguna vez has pensado en si estamos solos en el Universo?- Dijo el unicornio.
– Seguro que si, el Universo es muy grande. Pero no creo que nos encontremos nunca.- Respondió la ardilla.
Ambos dieron un paso al frente y saltaron por el precipicio avanzando en el tiempo poco antes de mojarse en el río.