¿Por qué se había enamorado de ella? ¿qué era lo que la hacía especial? No había tenido una infancia fácil. Con la ausencia del padre en el hogar y una madre superada por sus hijos, sus hermanos eran los dueños de la casa. Creció con el machismo en su hogar y eso le provocó desconfianza y una baja autoestima para el resto de su vida.
Sin embargo, él pensó que podría cambiar eso. Aunque ella era una chica con mucho carácter y podía pasar de la risa al llanto con solo escuchar una canción, a él le encantaba. Y sabía que podía cambiar su vida, enseñarle que el mundo puede ser maravilloso y hacerla feliz. Sabía que podía conseguirlo y haría todo lo posible por verla feliz. Y si ella le pedía matrimonio, él se casaba.
Se fueron a vivir a un piso en la ciudad, para alejarla de los recuerdos que podría traerle el vivir en un casa en el campo, igual que durante su infancia. Él no le dijo ese motivo, simplemente le explicó que estar mejor comunicados ampliaría las posibilidades de tener un trabajo.
Pasaron los años y aunque ella seguía sin ser feliz, él seguía igual de seguro de que algún día lo sería. En el fondo él tenía como un plan, un guión a seguir para conseguir que fuera feliz. Y aunque ya pasaron muchos años desde que se casaron, creía ver un avance en ella.
Su madre ya había muerto y sus hermanos estaban en paradero desconocido. Quizás en la cárcel, quizás en sudamérica, siempre decía ella. Ni si quiera fueron al entierro. Él sabía que había muchas posibilidades de que estuvieran muertos, pero nunca le comentó nada porque no quería hacerle daño.
Cuando a él le detectaron cáncer, le dejó sin posibilidad de tener hijos de forma natural. No se lo dijo a su mujer, por si algún día ella le pedía tener hijos, no quería quitarle esa ilusión de, al menos, intentarlo.
Cuando él murió, ella estuvo todo un mes llorando. De pronto se dio cuenta de que estaba sola. Ya no le quedaba familia, ni amigos, ni un marido que le cuidase.
─ Le quería, pero era un inútil.─ Decía ella─. Nunca hizo nada por hacerme feliz.