Sabía que había escrito mucho sobre aquella persona a la que tanto echaba de menos. La había descrito de todas las formas que su corazón dictaba posible. Sin embargo, nunca entendió ¿quién era aquella persona a la que echaba de menos? ¿En qué momento entró en su vida para no volver a salir?
Quizás, no existía nadie a quien echar de menos. Y entendió que era solo una fantasía. Su cerebro había creado la necesidad de amar a alguien que ya no estaba presente y diseñó una historia tan falsa como real, y le fue imposible distinguir la verdad de la mentira.