Y fue después de mucho buscarla cuando por fin la encontró. Aunque el tiempo se detuvo y le parecieron días, la verdad es que solo estuvieron hablando unos minutos. Suficientes para recordar que aquello sucedió de verdad y no había sido un sueño. Habló con ella, por fin, pero de lo que recordaba ya no quedaba nada. Se dio cuenta de que su cabeza estaba llena de nostalgía inexplicable y que aunque él no la olvidaba, ella ya no era la misma.
Necesitaba hablarle para cerrar sus pensamientos, y lo hizo; pero no por lo que él le contó, si no por lo que ella no le dijo.