Cuando le llamaron al móvil prefirió dejarlo sonar. A través de la ventana pudo ver la lluvia de la primera tormenta de verano mientras seguía escuchando su melodía favorita.
¿Dónde estás?
Se tiró sobre la cama mirando el techo. Buscó entre las manchas de humedad figuras conocidas. Alguna cara, algún animal…
Necesito hablarte.
Volvió a levantarse y abrió la ventana para dejarse mojar por la lluvia, hasta que la música dejó de sonar.
No te volveré a llamar.
Breve y bueno, dos veces bueno -Madres del mundo