– Bueno, voy a colgar, que voy a entrar ya. Me está mirando con cara de a ver qué hago aquí fuera que no entro.
– Vale…
– Bueno, hablamos.
– Sí… hablamos.
– Chao.
– Chao.
Xoán miró la pantalla de su teléfono. 16 minutos de conversación. 16 minutos de recuerdos.
– Es lo que más me gustaba de ella.
– ¿El qué?
– Que se acordaba de mí cuando nadie lo hacía.
– Solo eran llamadas de teléfono. Hay detalles mejores que ese.
– Sí, pero este era todos los días.
Al terminar su trabajo. Salió a la calle para ir a su oficina a dejar las herramientas. Se había puesto a llover y él ya llevaba su capucha puesta por resignación. Empezó a caminar sin poder quitarse la llamada de la cabeza.
– Hoy será una de esas noches… – Pensó mientras pisaba un charco.