Miedo. Una sensación extraña. Psicológica. Mi imaginación manda sobre mí y mis sentidos se agudizan hasta un punto que jamás habías visto.
Percibo cualquier sonido, cualquier eco, una respiración, un paso, un mueble crujiendo, un objeto arrastrándose…. No sé si es delante mía, en la habitación de al lado, en el piso de un vecino, o en la calle.
Como el hombre que se transformaba en lobo con la luna llena, me doy cuenta de que aunque soy humano, también soy un animal. Mi instinto de supervivencia hace que si pudiera verme en un espejo, vería reflejado uno de esos animales de los documentales que se transforman para intimidar a su agresor.
Acurrucado en una esquina, respiro lo más despacio que puedo para hacer el mínimo ruído posible y no ser descubierto. No sé de quién, pero oigo ruidos. Echo de menos a alguien conocido.
Está oscuro. Estoy sólo. Y tengo miedo.
Reconocer nuestras debilidades es la mejor forma para conocernos nosotros mismos. ¿Se puede tener miedo al miedo? ¿Es el miedo la exteriorización de nuestra inseguridad?
Lo que mas miedo me da, es que por fin llegue el día en que me mire y haga un cara a cara con mis defectos, mis virtudes no contrataquen, porque ni existan.